jueves, 23 de enero de 2025

Noticias

Buscar

Restaurar

16 de julio de 2020

El Economista

¿Por qué el histórico crecimiento del 'dinero' en circulación no genera miedo a un brote de inflación?

La oferta monetaria en EEUU crece a niveles no vistos en la historia moderna
Los déficits públicos extraordinarios y el crecimiento del crédito crean 'dinero'
Pero si ese dinero no se usa para consumir e invertir no habrá inflación

Esta crisis está siendo diferente a todas las demás. Parecerá contradictorio, pero en medio de una contracción severa del PIB, la oferta de dinero o monetaria (impulsada por las operaciones de los bancos centrales, el crédito y el gasto público) está creciendo al mayor ritmo de la historia moderna en EEUU o Reino Unido y a tasas no vistas en más de una década en Europa. La intervención masiva de los gobiernos apoyando la economía y ofreciendo avales a los bancos para que concedan crédito han llevado a que el agregado monetario M2 en EEUU se dispare un 23% interanual, mientras que el M3 en la zona euro crece a un ritmo cercano al 9%. Esto, que sin duda es buena señal, en tiempos pasados habría generado unas expectativas de inflación muy elevadas, dada la correlación histórica entre el crecimiento de la oferta monetaria y la inflación. Sin embargo, en esta ocasión las expectativas de inflación a medio plazo han reaccionado con timidez, rondando el 2%, que es el objetivo que se marcan los bancos centrales. Esta vez es diferente. Jefferies: "Lo que causa la inflación no es el dinero, sino la demanda de crédito que se canaliza hacia la compra de bienes y servicios. Ni todo el dinero del mundo causaría inflación si está escondido debajo del colchón o inactivo en cuentas corrientes" Habitualmente, la crisis económicas vienen acompañadas de una contracción del crédito. Sin embargo, en esta ocasión el crédito está fluyendo (respaldado por los avales de los Estados) y la oferta monetaria, medida en sus agregados más amplios, está creciendo con una fuerza inesperada en la zona euro, Reino Unido o EEUU. Sin embargo, las expectativas de inflación, aunque ha subido en las últimas encuestas de la Fed o el ZEW alemán, no terminan de despuntar. Incluso el consenso de los expertos sigue dando más opciones a un escenario desinflacionista (inflación a la baja) con periodos de deflación, que a un escenario de con un fuerte aumento de los precios. Dentro de la singularidad de esta crisis, el crecimiento de la oferta monetaria no va a generar un aumento prolongado de la demanda de bienes, sino que se traducirá, probablemente, en un aumento del ahorro de los hogares, mientras que las empresas usarán ese dinero para sobrevivir, más que para invertir y crecer.

Una parte importante de este dinero que está llegando a las familias en forma de cheques o prestaciones de otro tipo podría usarse, por ejemplo, para seguir pagando la hipoteca. Esto, más que impulsar la inflación, podría evitar que el precio de un activo como la vivienda corrija. El dinero no siempre persigue bienes y servicios, también puede fluir hacia los activos (vivienda, acciones, bonos, depósitos...) dejando intacta la inflación.

En el caso de la zona euro, "el crédito a las empresas ha sido el principal impulsor de la oferta monetaria (M3): los préstamos han aumentado al ritmo más alto desde que hay datos disponibles en 2004. La aceleración no refleja un aumento potencial en el gasto de capital (maquinaria, tecnología...), sino que las empresas están intentando satisfacer sus necesidades de liquidez para cubrir con sus obligaciones. Tras pedir grandes cantidades de crédito a corto plazo en marzo, las empresas están demandando ahora más crédito a medio y largo plazo. Pero esto no refleja los planes de inversión, más bien es que cada vez está más claro que la pandemia durará más de lo anticipado y que los esquemas de apoyo público cubren principalmente préstamos a medio plazo", razona Shweta Singh, economista de TS Lombard. El crédito no se está disparando porque las familias estén comprando coches, electrodomésticos u otros bienes de consumo, o porque las empresas estén pensando en incrementar sus plantillas o abrir nuevos espacios. Es crédito de supervivencia. "No creemos que la reciente aceleración del crecimiento monetario conduzca a una inflación rápida, a pesar de la fuerte relación histórica entre los dos. El crecimiento monetario actual se produce en circunstancias extremadamente inusuales, que pueden alterar el vínculo habitual con la inflación y también pueden ser temporales", explica Adam Slater, economista de Oxford Economics en una nota para clientes. El caso de EEUU, el crecimiento de la oferta monetaria ha sido espectacular porque se han unido todas las políticas expansivas de la Fed (QE, inyecciones de liquidez dirigidas a las empresas...) con los estímulos del Gobierno de Donald Trump, entre los que se encuentra entregar cheques directamente a las familias, lo que supone un aumento directo del agregado monetaria M2 (aumentan directamente los depósitos de los hogares con dinero nuevo). Este agregado M2 es más amplio (suma más tipos de 'dinero') que el M1, que está restringido al efectivo en manos del público, cheques de viajero y cuentas corrientes. El M2 incluye todo eso más las cuentas de ahorro, depósitos a plazo de menos de 100.000 dólares y el dinero en fondos de inversión del mercado monetario minorista.

"La mayoría de los inversores no esperan que la inflación suba, y nosotros tampoco. Sin embargo, se considera un riesgo potencial que habrá que vigilar", explican Aneta Markowska y Thomas Simons, economsitas de Jefferies en una nota. "En teoría, cualquier exceso de crecimiento monetario, más allá del PIB potencial, debería dar lugar a presiones inflacionarias. Pero la relación no se ha mantenido con claridad desde principios de la década de 1990 y no hay razón para creer que se reafirmará ahora", sentencian.

"Lo que causa la inflación no es el dinero, sino la demanda de crédito que se canaliza hacia la compra bienes y servicios. Ni todo el dinero del mundo causaría inflación si está escondido debajo del colchón o inactivo en cuentas corrientes", comentan los expertos de Jefferies.

Por otro lado, cuando la economía se encuentra por debajo de su potencial (hay muchos recursos ociosos sin producir), como es el caso hoy, cualquier aumento de la oferta monetaria debería ayudar a reducir esa brecha negativa del PIB, sin un impacto en en los precios, puesto que hay muchos trabajadores desempleados, una parte del capital (maquinaría, tecnología, fábricas...) inactivo, por lo que un aumento de la demanda puede ser cubierto sin problemas y sin mayores costes que den lugar a un aumento de la inflación. "Dadas nuestras proyecciones económicas continuará siendo así durante varios años. Esperamos que el PIB real regrese a los niveles anteriores al covid-19 en aproximadamente 2 años, pero para entonces, la producción potencial será aproximadamente un 4% más alta de lo que es hoy", comentan desde Jefferies.

Las circunstancias actuales en las que ocurre el aumento del crecimiento del dinero son únicas. El aumento es el reflejo un fuerte incremento del endeudamiento de gobiernos y empresas, pero esto se está llevando a cabo para cubrir las necesidades de urgencia que han tenido y siguen teniendo las empresas y los hogares tras la hibernación de las economías.

"Las empresas también han recurrido en gran medida a las líneas de crédito existentes con la expectativa (probablemente correcta) de que en el futuro el crédito será más caro y difícil de conseguir. En parte, el crecimiento del dinero u oferta monetaria representa un fuerte aumento en la demanda de activos líquidos por parte del sector privado, lo que refleja más las dificultades financieras que un exceso monetario. Un aumento monetario como este no debería ser inflacionario, ya que la liquidez que se proporciona se está acumulando, en lugar de desviarse hacia un mayor gasto o inversión. En términos técnicos monetaristas, la 'velocidad' del dinero (cantidad de transacciones) se ha reducido drásticamente", sentencia Slater.

William De Vijlder, economista jefe de BNP Paribas, reconoce en su vídeo blog que la pregunta que los clientes hacen con mayor frecuencia hoy es sobre la oferta de dinero. "¿Cuándo volverá a subir la inflación? Pues han entrado en juego dos factores estructurales: la enorme caída en el crecimiento y la demanda, y la grave recesión en el mercado laboral. Por ello, los cuellos de botella que generalmente surgen cuando la economía está bajo presión y el crecimiento es fuerte no surgirán durante mucho tiempo".

No obstante, "debemos añadir algunos matices. Con el tiempo, también podemos esperar ver un poco más de inflación debido a la reorganización de las cadenas de producción y suministro, ya que las empresas buscan diversificar sus proveedores. Aunque esto podría generar un poco más de inflación, en general, nuestra suposición básica debería ser que vivimos en un mundo con muy poca inflación estructural", sentencia el experto.

Volver Subir

Otros proyectos de CEPREDE

Diseño Web: Banner Publicidad